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Pieles NO

viernes, 16 de diciembre de 2011

El chocolate del loro




Dice don Pancracio Celdrán en su libro “Hablar con corrección”, que el chocolate del loro se usa para designar aquella situación en la que tratan de equilibrar la economía doméstica prescindiendo únicamente de pequeños gastos, sin entrar en los grandes. Extendiendo este significado, tenemos que la expresión viene a decir que para arreglar un gran problema, a menudo económico, se atacan los aspectos nimios, con poca relevancia, y se dejan los importantes.

También explica don Pancracio el origen del dicho. En el Madrid dieciochesco, un agasajo no era tal si no había una taza de chocolate como parte del mismo. El producto era caro y así, habitualmente los indianos, hacían alarde de sus riquezas. Alguno de estos indianos se habían traído un loro de su época en América, que mostraban orgullosos en el salón de su casa. El loro, dentro de su lujosa jaula, tenía un recipiente con chocolate para que picoteara, a pesar del coste del manjar.

Cuando alguno de estos acaudalados que había ofrecido chocolate por doquier, incluso a su loro, comenzaba a decaer económicamente, privaba al pobre animal del capricho. Pero seguía ofreciendo chocolate a los invitados a sus fiestas, ya que de otro modo quedaría de manifiesto su penuria. Y este es el origen del dicho, que parece bastante obvio y literal.

Suprimir el chocolate al loro supone poco ahorro comparado con el gasto que conlleva ofrecer tazas rebosantes a los invitados. Los españoles, como siempre, preocupados por la apariencia. ¡Qué cierta es esa imagen del pobre hidalgo que no habiendo comido, sale a la calle con un palillo entre los dientes para que el resto crea que está saciado!

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